miércoles, 28 de mayo de 2014

MANUAL PARA COMBATIR EL FRACASO ESCOLAR





Manual para combatir el fracaso escolar
Trabajar sobre las diferencias, tolerar el error y motivar la curiosidad, algunas claves.
No es sorprendente que a un mismo estudiante le vaya mal en un colegio y bien en otro. El hecho de que un alumno no aprenda al mismo ritmo ni la misma cantidad de contenidos que otro es natural y no puede tildarse de fracaso escolar.
Esta afirmación es del sociólogo suizo Philippe Perrenoud, director del Laboratorio de Investigación en Innovación, Formación y Educación (Life), de la Universidad de Ginebra, quien fue invitado a la Feria del Libro por la Secretaría de Educación de Bogotá.
Para el experto, el fracaso escolar es un calificativo arbitrario que responde a un concepto sobre el rendimiento académico del estudiante, a partir de normas de exigencia universales y no de una mirada sin prejuicios sobre las capacidades personales.
Padres y maestros deben trabajar en equipo para evitar el fracaso y un primer paso, indica el sociólogo, es determinar el grado de motivación del niño o joven por aprender y su desarrollo personal en relación con los demás (si está muy por debajo del promedio, habría que preocuparse).
El autor del libro Los ciclos de aprendizaje (un camino para combatir el fracaso escolar) le reveló a EL TIEMPO 10 formas de prevenir el fracaso escolar.
Consejos para maestros y padres
1. Planear
Estructurar el aprendizaje en periodos de varios años. Así, los maestros diseñan diferentes rutas para que sus alumnos asimilen los mismos conocimientos. Esto permite hacer un buen seguimiento.
2. Valorar las diferencias
Los docentes deben establecer oportunidades de aprendizaje basadas en las diferencias de sus pupilos. Pueden crear grupos de alumnos con las mismas necesidades y adaptar la propuesta didáctica.
3. Maestros al mismo nivel
Además de la motivación, los maestros deben renunciar al placer del discurso y de estar al frente de un auditorio. Deben mezclarse con sus estudiantes para orientar su trabajo en el aula. Es necesario, también, que tengan altas expectativas sobre las capacidades de aprendizaje de sus alumnos.
4. Acercarse a la vida de los estudiantes
Los educadores deben estar más cerca de la cultura de los estudiantes, del entorno en el que viven, de sus gustos y aficiones. Lo pueden hacer con algo tan sencillo como el diálogo, a través de la literatura o de ejercicios didácticos que integren a todo el curso.
5. No 'clasificarlos'
Hacer 'diagnóstico médico' y no una clasificación de los estudiantes. La mejor forma de evaluarlos es observar su curiosidad y su voluntad de aprender y tomar riesgos. El docente debe contar con criterios analíticos y formativos muy bien establecidos para hacer este diagnóstico.
6. Padres atentos
Es clave que los padres conozcan la metodología de trabajo en el aula y, de forma permanente -no esperar a la entrega de boletines-, estén informados sobre las dificultades de aprendizaje de sus hijos. La agenda escolar es un buen medio de comunicación para saber el día a día del niño.
7. Orientar a los hijos
Los padres deben conocer las diversas formas de evaluación de sus hijos y sus resultados, para así 'jugar su rol'. Sus expectativas y sus angustias deben ser escuchadas y ellos, a su vez, escuchar las de los docentes. Deben, además, orientar el trabajo en casa de su hijo, conectado con aquel que el maestro realiza en el aula.
8. Motivación
En casa, los padres pueden motivar el aprendizaje de sus hijos animándolos a relacionar datos e ideas, a buscar explicaciones; también, provocar su curiosidad y su deseo y orientarlos para superar obstáculos.
9. No memorizar
Tanto en el aula como en el hogar, enseñarles a documentarse e informarse, y no a memorizar hechos y reglas. Hacerlos competentes en comprender, juzgar, anticipar, decidir y actuar con plena conciencia de lo que se hace.
10. Error, bienvenido
Los niños no deben sentirse amenazados en casa o en el aula por no saber o por equivocarse. El error no debe ser visto como un signo de pereza o de falta de inteligencia. Es mejor apoyar la comprensión del conocimiento y su aplicación cotidiana.
¿Qué conduce al problema?
v  Desinterés del estudiante.
v  Docentes desmotivados.
v  Ausencia de un ambiente rico en oportunidades en casa.
v  Maestros que solo evalúan datos y conocimientos aprendidos de memoria, y no el razonamiento.
v  Falta de conocimiento pedagógico del docente.
v  Padres ausentes y distanciados de sus hijos, pues delegan todo al colegio.

TOMADO DE: EL TIEMPO, 21 de mayo de 2011.


1 comentario:

  1. Definitivamente en el proceso de formación de los niñ@s, se debe contar con el apoyo de los padres. La triada que garantiza aprendizajes Significativos y perdurables es: Maestros, Estudiantes y Padres de Familia.

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